“Mini Cuentos y Memorias, que curan el Alma"

“Lo que me dio mi abuela… no lo encontré ni en París” Un relato íntimo y nostálgico sobre el legado de amor, saberes y ternura que una abuela puede dejar.

MINI CUENTOS Y MEMORIAS QUE CURAN EL ALMA

Claudia Marchessi

4/13/20252 min read

-Por Ana Claudia Marchessi – “Secretos familiares de bienestar”

🌿 Lo que me dio mi abuela… no lo encontré ni en París.🌿

A los 24 me subí a un avión por primera vez.
Con una valija prestada y una guía arrugada en la mochila, viajé a París creyendo que iba en busca de lo que me faltaba.
Quería caminar por las calles elegantes, tomar café en terrazas donde los artistas escribieron sus poemas, y oler perfumes caros en grandes tiendas donde todo brillaba.

Y lo hice.

Comí croissants con manteca, vi la Torre Eiffel desde el Sena, escuché a músicos callejeros tocar como si fueran parte del alma de la ciudad.
Y sin embargo…
Algo me faltaba.

Una tarde nublada entré en un mercado, atraída por el aroma de las especias.
Y allí, sin esperarlo, lo encontré.
Un pequeño frasco de nuez moscada rallada .

Lo abrí. Inhale profundamente.
Y en segundos…
Volví a estar en la cocina de mi abuela .

Esa cocina sin lujos, con ollas viejas, repasadores bordados a mano, y una vieja radio a transistores, encendida de fondo.
Volví a escuchar su voz, su risa suave, el ruido del molinillo de madera, su mano firme rayando la nuez moscada sobre la salsa.
Volví a ser la niña sentada en la mesa, con los pies colgando, esperando probar algo que no estaba en ningún restaurante del mundo.

Ese día supe algo que nunca más olvidé:

Lo que me dio mi abuela… no lo encontré ni en París.
No estaba en los museos, ni en los cafés, ni en los mapas.
Estaba en las memorias.
En los aromas.
En los rituales de amor sencillo.

Y por eso hoy escribo estas líneas.
Para que esas cosas —que no se compran ni se venden— ni siquiera en París,
no se pierdan jamás.