
La Pascualina de la Abuela Violeta Una receta, mil recuerdos
Una receta, mil recuerdos. Recuerdo perfectamente el aroma de cebolla rehogada y acelga fresca que empezaba a invadir la casa al caer la tarde. Ella preparaba la masa a mano, con una calma que parecía enseñarme a respirar más lento, más profundo.
RECETAS CON HISTORIAS QUE NOS HABLAN AL CORAZÓN
Claudia Marchessi
5/4/20252 min read


🥧 Receta de la Pascualina de la abuela Violeta
Ingredientes:
2 tapas de masa para tarta (casera o comprada)
1 atado grande de acelga o espinaca
1 cebolla grande picada
1 diente de ajo (opcional)
3 cucharadas de aceite
4 huevos duros
2 huevos crudos
3 cucharadas de queso rallado
Sal, pimienta y nuez moscada a gusto
Preparación:
Lavar y hervir la acelga. Escurrir muy bien y picar.
Rehogar la cebolla (y el ajo si usás) en el aceite hasta que esté transparente. Agregar la acelga y saltear unos minutos.
Retirar del fuego. Agregar los huevos crudos, el queso rallado, y condimentar con sal, pimienta y nuez moscada. Mezclar bien.
Colocar una tapa de masa en la tartera, rellenar con la mezcla y agregar los huevos duros partidos (enteros o en mitades).
Cubrir con la otra tapa, cerrar bien los bordes y pinchar con un tenedor.
Llevar al horno precalentado a 180°C hasta que la masa esté dorada (aprox. 40 minutos).
Y si al verla sentís que algo se te hace agua la boca… es normal. Las recetas de la abuela tienen esa magia.
¿La preparás este finde? 💛
La Pascualina de la Abuela Violeta
Una receta, mil recuerdos
En la cocina de mi abuela Violeta, la pascualina no era solo una tarta: era un ritual.
Recuerdo perfectamente el aroma de cebolla rehogada y acelga fresca que empezaba a invadir la casa al caer la tarde. Ella preparaba la masa a mano, con una calma que parecía enseñarme a respirar más lento, más profundo.
A mí me tocaba pelar los huevos duros, sentada en una silla bajita, mientras ella me contaba historias o me cantaba bajito. Luego armábamos juntas la tarta, y antes de cerrarla, yo hacía pequeños huequitos en el relleno para que los huevos quedaran "escondidos" como sorpresas.
Esa pascualina sabía a hogar, a invierno, a todo lo bueno que deja una infancia feliz.
Hoy, la comparto contigo, como homenaje a ella… y a todas las abuelas que alimentaron algo más que el cuerpo.


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